El término residuos espaciales (o basura espacial) engloba todos aquellos objetos artificiales dispersos por el espacio, sobre todo en la órbita terrestre, que ya no tienen una función útil.
Dentro de los residuos espaciales encontramos tanto naves espaciales que ya no sirven como satélites, etapas abandonadas de vehículos de lanzamiento, equipamiento inservible de estaciones espaciales o escombros de fragmentación por desintegración o por colisión de estos elementos o parte de ellos entre sí.
Esta variedad de objetos hace que, dentro de esta misma clasificación, se encuentren distintos materiales, entre ellos pintura, líquidos solidificados, motores o partículas no quemadas de otros materiales metálicos.
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Según la Agencia Espacial Europea (ESA), entidad internacional que vigila de manera continua la evolución de la basura espacial y que anualmente realiza un informe de control sobre ella, podemos clasificar los residuos espaciales de la siguiente forma:
- Carga útil. Principalmente, satélites.
- Cohetes y restos de las etapas empleadas para poner misiones en órbita.
- Objetos y herramientas perdidas como tornillos, cables, cámaras, etc.
En función de su tamaño, los residuos espaciales pueden ser:
- De 1 cm. Se estima que hoy en día hay más de 128 millones de estos fragmentos dispersos por el espacio, aunque la mayoría son indetectables.
- De entre 1 y 10 cm. Según datos de la ESA, en la órbita terrestre ya hay unos 900.000 fragmentos de residuos espaciales con un tamaño comprendido entre una canica y una pelota de tenis.
- Más de 10 cm. Estos objetos son los menos comunes. Sin embargo, también son peligroso, ya que, dentro de esta clasificación podemos encontrar desde tornillos, cables o herramientas hasta satélites fuera de servicio.
¿Por qué los residuos espaciales son peligrosos?
Aparentemente, los residuos espaciales están lejos y no suponen ningún riesgo para nuestros. Sin embargo, esta visión es completamente errónea: atrapados en la órbita de la Tierra y fuera de control, el número, masa y área de este tipo de chatarra originada por la actividad espacial del ser humano es cada vez mayor. Esto puede suponer un riesgo para otros satélites, estaciones espaciales o cohetes en funcionamiento, o para nuestro sistema de comunicaciones global.
Los residuos espaciales también representan un riesgo por su propia naturaleza: normalmente se trata de piezas metálicas que circulan a gran velocidad. Como no podemos controlar su trayectoria, en caso de colisión se producen grandes explosiones que, a su vez, generan nuevos residuos que vuelven circular por el espacio y a colisionar con otros en una cadena infinita conocida como «síndrome de Kettler».
Además, dentro de la chatarra espacial también hay restos de combustible sólido altamente inflamable que pueden causar graves daños y dispersar contaminantes en la atmósfera en caso de explosión. En este sentido, algunos satélites, especialmente los modelos soviéticos lanzados al espacio durante la Guerra Fría, contienen pilas nucleares con material radiactivo que podrían ser muy contaminantes si vuelven a la Tierra.
Por último, los residuos espaciales pueden caer en la superficie de la Tierra o, llegado al momento, alcanzar un número tan elevado que no podamos enviar nuevas misiones al espacio e incluso volar, ya que el riesgo de colisión será constante.
¿Qué se hace con la basura espacial? ¿Puede reciclarse?
Esta duda es habitual, pues muchas personas se preguntan si existe la opción de recuperar los residuos espaciales que ya no sirven y reciclar sus materias primas.
Por ahora, lo más próximo es un sistema ideado por la ESA para recolectar la basura del espacio. Se trata de un satélite diseñado para atrapar con una red o con un robot otros satélites inservibles. Después, junto con la masa de basura espacial cercana, ambos se hunden de forma controlada en la atmósfera para su desintegración.
Este proyecto, aprobado en 2020, se llama ClearSpace-1, será la primera misión de eliminación de basura espacial del mundo y se pondrá en marcha en 2025, convirtiéndose en todo un hito de la historia espacial.
¿Existen otras opciones para tratar los residuos espaciales y minimizar su impacto?
El principal reto hoy en día no es tanto reciclar como conseguir reducir la cantidad de residuos espaciales y hacer un uso «más sostenible» del espacio.
Algunas indicaciones de la Agencia Espacial Europea para conseguirlo son:
- Diseñar cohetes y naves que minimicen la cantidad de materiales desprendidos durante las fases de lanzamiento.
- Eliminar las fuentes de energía de los satélites en desuso para evitar explosiones (pasivación).
- Alejar los satélites no operativos de los operativos mediante su desorbitación o creando «órbitas cementerio» para ellos.
- Reutilizar los materiales de aquellos cohetes que regresan intactos a la superficie. Hasta ahora, el mejor ejemplo de este tipo de cohetes «reutilizables» son los empleados por la compañía aeroespacial Space X.
En esta misma línea trabajo, se espera que en 2050 se ponga en marcha Gateway Earth, una estación espacial diseñada específicamente para reciclar la basura.
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